El programa de verano del CERN está enfocado en otorgar una experiencia práctica para jóvenes de pre y postgrado que estén interesados en trabajar en el área de investigación de la física de altas energías. El Instituto Milenio SAPHIR, anualmente, financia la participación de estudiantes en esta actividad como parte de su compromiso de fomentar la formación de capital humano avanzado. 

Paulo Areyuna es graduado del magíster en física de la Universidad Técnica Federico Santa María y actualmente, se desempeña en SAPHIR como apoyo técnico en proyectos liderados por los investigadores Alfonso Zerwekh (UTFSM) y Jilberto Zamora (UNAB). 

Él gracias a la beca que ofrece el Instituto Milenio SAPHIR, tuvo la oportunidad de viajar a Ginebra para participar en una de las versiones del Summer Student Program de la Organización Europea para la Investigación Nuclear, CERN. 

Este evento tiene el objetivo de acercar a jóvenes en pre y postgrado al trabajo de investigación en el área de física de partículas. En este contexto Paulo trabajó con un “equipo de científicas y científicos que administraban el sistema de computación distribuida que se usa para analizar los datos de ATLAS”.

Sobre su rol durante los dos meses de estancia en el centro de investigación, comenta que se centró en apoyar el procesamiento de datos producidos en el experimento ATLAS, que tiene por objetivo detectar algunas de las partículas más diminutas pero más energéticas jamás creadas en la Tierra.

“Debido al gran tamaño de los datos que se procesan, las tareas de análisis se dividen en la red de computadores (grid) a las que tiene acceso ATLAS. La idea del proyecto era definir métricas de complejidad de los distintos trabajos que se asignan a esta red de computadores, para intentar predecir el tiempo de ejecución de las tareas y así poder optimizar la distribución de los trabajos en los diferentes servidores”, explica Paulo sobre las tareas que realizó para el experimento.

Sobre la experiencia y el futuro

Además de colaborar con la ejecución de un experimento, los asistentes se relacionan con personas de países y orígenes diversos. “Lo más valioso para mí fue el intercambio cultural, en el CERN hay personas de, literalmente, todo el mundo, y hay una gran diversidad respecto a opiniones y culturas. Lo interesante es que lo que todas y todos teníamos en común eran las ganas de aprender y aportar a la labor que se hace en este centro”, comentó.

Paulo, continúa desarrollándose en el área científica aunque por el momento descarta regresar al CERN. “En estos momentos estoy trabajando en el desarrollo de predicciones que emergen de modelos de materia oscura. Por el momento no tengo planes de volver a CERN, sin embargo, sigo en contacto con compañeros y compañeras de otros países, principalmente con gente de otros países latinoamericanos. Sin adelantar mucho, puedo decir que tenemos planes a largo plazo, y se vienen grandes cosas para la física teórica hecha en LATAM”, señaló.

Para finalizar, le preguntamos por un consejo para otros jóvenes que estén interesados en estudiar ciencia e indicó que: “Les diría que tengan presente que los grandes descubrimientos vienen de la colaboración. El mejor científico o científica, no es quien sabe más, si no quien es capaz de colaborar de manera efectiva, si bien aprender de forma autónoma es importante, hay que aprender a trabajar de forma colaborativa lo más pronto posible. El CERN es la muestra clara de cómo podemos producir mucho más en conjunto”.

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